jueves, 12 de febrero de 2009

El diario de Agustín

Dando una vuelta por Facebook me he encontrado con el trailer de un documental que actualmente se exhibe en Chile y que recibe el nombre de "El diario de Agustín".
Cuando lo comencé a ver, sentí que literalmente se me erizaban los pelos al ver un trabajo que se adentraba más allá de las invisibles fronteras que existen en la sociedad chilena, un trabajo que entraba en el terreno de lo olvidado, lo intocable y lo indiscutible o de lo peligrosamente cuestionable, un documental que pone en juicio la conducta de El Mercurio, en los casos de violaciones a los derechos humanos y más aún de la responsabilidad que tuvieron los medios de comunicación en tiempos de dictadura.
Sí, es cierto, todos sabemos que El Mercurio miente, pero este trabajo no sólo viene a decirnos eso, sino que también nos viene a poner sobre la mesa el tema de la impunidad, una palabra que cuando suena cae como un saco de arena en el hall central de un edificio vacío.
Y ¿quienes son los que nos vienen a lanzar este saco de arena y a levantar el polvo de los muebles olvidados?, ¿Superman?, ¿Tarzán?, ¿El chapulín colorado?... ¡No!. Quienes vienen a levantar el polvo son: Ignacio Agüero, Fernando Villagrán, la profesora del Taller de Periodismo de Investigación de la Universidad de Chile, Claudia Lagos, y 6 alumnos convocados para hacer con esto su tesis de proyecto. Seis jóvenes alumnos de una nueva generación de jóvenes que no está con los prejuicios de antaño, una generación que creció en democracia y no en dictadura y que no escucharon a sus profesores decir patéticas frases como: “la risa abunda en la boca de los tontos” o “no hay que discutir que discutir es malo”. Una generación de jóvenes que se atreve a llegar a terrenos prohibidos, que se atreve a meter la cabeza en el pozo y dentro abrir los ojos, sobre todo abrir los ojos.
Se suponía que el filme debutaría en el Duoc de Concepción, pero a última hora fue cancelado por el director. Ya nos imaginamos el porque… porque no quieren poner en riesgo su parcelita, su autito su casita, pero el documental gira valiente en el silencio mudo de los espectadores que comienzan a decir con fuerza “El Mercurio miente” y así como en su momento se apuntó al Poder Judicial, al Ejército, a la derecha y a los civiles por la violación de los derechos humanos en Chile, ya viene siendo hora de apuntar también a El Mercurio por la responsabilidad que le corresponde.
Sólo la valentía, la ingenuidad y la solidaridad (la mayor riqueza de la juventud), será capaz de lanzar un saco de arena en el hall de un edificio vacío.